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Así terminó la historia de «Kiko la Quema», un criminal considerado como el benefactor de Cambita

La procesión fúnebre duró una hora y 10 minutos; contó con la concurrencia de cientos de comunitarios

Los residentes piensan que ahora la delincuencia aumentará

Como si se tratase de un héroe, los residentes del municipio de Cambita El Pueblecito, en San Cristóbal, acompañaron los restos del criminal más buscado por las autoridades dominicanas en los últimos cuatro meses.

Este sábado, cientos de ciudadanos tanto a pie como en motocicletas, carros y yipetas, marcharon junto José Antonio Figuereo Bautista, alias Kiko la Quema, a su última morada en el Cementerio Municipal de Cambita.

La procesión salió del Barrio La Torre, desde la residencia de los padres de Kiko la Quema a las 5:10 de la tarde. En los minutos siguientes era frecuente observar  personas a las afueras de sus casas o negocios para presenciar la marcha fúnebre.

Mientras pasaba el cadáver, muchos de los espectadores rompían en llanto y otros decidían capturar el momento con sus celulares.

La solemnidad de la caravana se tornó drásticamente en una atmósfera de más desesperación y desesperanza al llegar a la Calle Principal del barrio Lucinda, cuando los moradores intentaron pasear con el féretro por las calles de ese sector.

Eran las 5:30 de la tarde cuando los residentes abrieron, con lo que parecía anuencia del conductor, las puertas del vehículo que transportaba al occiso. Se desconoce si se negaron los familiares u otra razón, pero luego de unos minutos se continuó con el recorrido.

El tráfico colapsó por la cantidad de vehículos que poco a poco se añadieron a la caravana. Así fue como un trayecto de 13 minutos en vehículo, duró poco más de una hora.

A las 6:22 de la noche llegó el cuerpo de Kiko al panteón, para en los próximos cinco minutos entierrarlo en su nicho sacramental.

En los últimos momentos de la ceremonia se rezó la oración del Padre Nuestro y los asistentes comenzaron a exclamar: «¡Que viva Dios y el humo!».

La historia del más buscado

La vida de José Antonio Figuereo Bautista, alias «Kiko la Quema«, se vio truncada desde muy temprana edad luego de que este decidió dedicarse a actividades ilícitas que marcaron su destino final.

Murió de múltiples heridas de arma de fuego mientras transitaba en un carro blanco en la comunidad El Higüero

La supuesta banda que operaba, la cual fue desmantelada bajo el nombre de Operación Montaña, se dedicaba a la venta de sustancias controladas, robos, homicidios, lavado de activos, entre otras acciones.

Pese a que sus familiares esperaban que en cualquier momento recibirían la noticia de muerte de José Antonio, jamás imaginaron que sería de esa manera y que les doliera tanto.

«Realmente no esperaba la muerte de mi hermano así, de verdad que no», expresó  Miriam Figuereo Bautista entre lágrimas.

Aseguró que habían transcurrido más de tres meses sin hablar con Kiko la Quema, y que la última vez que pasó por su casa en un motor vociferando:  «Chiqui, por aquí va el hijo de Dios», pero no se detuvo a hablar con ella.

Miriam se lamenta que ese día no pudo pasarle la mano a su hermano y sentirlo cerca y que sufre su muerte porque lo quería, a pesar de todas las acciones que se le imputan.

Cesarina Figuereo, otra de las hermanas de Kiko, indicó que aunque no quiere salir en cámaras, esperaba la muerte de su hermano y que para ella no ha sido una novedad la situación.

Barrio siente temor

El barrio Lucinda en el municipio Cambita Garabitos, provincia San Cristóbal, dice sentirse desprotegido tras la muerte de quien para ellos era su benefactor: José Antonio Figuereo Bautista, alias «Kiko la Quema«.

Aseguran que durante los años en que Kiko la Quema operaba su negocio de venta de sustancias ilícitas, la comunidad se mantenía en calma debido a que él ejercía control en la zona.

«Gritamos la muerte de una persona que ha hecho lo que ellos no han hecho aquí. Lo que han hecho las autoridades aquí es dañar al municipio de Cambita. Nunca la hecho daño a un inocente como lo hace la Policía Nacional, entonces, son nuestros verdugos las autoridades», indicó la señora, quien dijo que no podía dar su nombre en las cámaras.

Expresó que José Antonio ayudó a muchas personas en el barrio, especialmente a aquellos que no tenían recursos para sustentarse y comprar alimentos.

Tras el encendido de velas que han realizado desde la noche de su muerte, se registraron allanamientos llevándose detenidos para firmes de investigación a varias personas.

Incluso, se armó una balacera en la zona originada por agentes de la Policía Nacional, según denunciaron los lugareños, quienes mostraron los casquillos de las balas.

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